martes, 5 de julio de 2011

You give a love a Bad name

Mírame a los ojos, miénteme, dime esas palabras que sabes que quiero oír en el momento adecuado, finge, por favor finge delante de mi una vez más. Apúntame otra vez a la espalda con esas balas de plata que disparan tus palabras, por favor hazlo, hazlo porque parece ser que es lo que más me gusta.
Si me gusta tragarme tus palabras, creer por un solo momento que he sido algo mas de un segundo en tu vida, necesito creermelo porque la verdad me hunde, a mi y a mi orgullo por no haber sido capaz de convertir esas mentiras en verdades, porque por primera vez en mi vida se me escapa algo de las manos, justo lo que más me he esforzado en conseguir. Es una espina clavada en mi costado, que al no  haberla sacado desde un principio cuando aún la herida era casi invisible se ha ido infectando con el tiempo y al intentar sacarla no he podido hacerlo, lo peor es que  cuando lo consiga faltará todavía que la herida se cure.
Se podría decir que ha sido algo más que eso, ha sido simplemente mala suerte, yo llegué tarde y tu llegaste demasiado pronto, pero no me gusta la palabra "suerte" no creo en ella búscame otra .. ¿descoordinación? tal vez.. en realidad que más da, lo único que sé es que un día en el que caminaba sola por ese desierto despistada y sin agua vi aquel espejismo de ojos grises por el que me dejé engañar, me embaucó con sus gestos de amabilidad,  y sus dulces palabras cantadas al oido, canciones que por supuesto solo susurraban mentiras arrastradas por el viento. Me hicieron seguirle hasta una habitación en la que me dejó encerrada, pero ahora que he conseguido salir he de encontrar el camino a casa sin cruzarme con él, ya no volveré a pasar por la estatua de Emilio Castelar, ni viajaré a reinos propios de  cuentos de hadas en busca de un Castillo edificado en lo alto de una colina donde se supone que debe estar un príncipe que no me pertenece, y en mi mp3 ya no sonará más "sultains of swing" de Dire strits , ahora solo sonarán "amiga mía" y "layla", que mantendrán mis oidos ocupados para no oír de nuevo esas palabras que le dieron al amor un mal nombre demasiado pronto.
Pero por favor no dejes de susurrarme esas palabras al oido de vez en cuando, que cuando lo hagas me quitaré los cascos, un momento, lo sufiente como para oite una vez mas, pero no para volver a caer de nuevo, me los quitaré te prometo que lo haré necesitaré oirte alguna que otra vez más.
De todos modos  siempre queda una segunda opción: Deja de apuntarme ya y dispara, dispara de una vez, atrévete a apretar el gatillo a ver si así a base de tiros y heridas desarrollo de una vez un rechazo hacía ti, abandono esta misión kamikace  y consigo salir corriendo en el último momento antes de acabar conmigo misma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario